viernes, 17 de octubre de 2008

S/T 2

Y de la noche sales, como cada una de las anteriores noches durante una semana. Te espero como siempre en esa banca del parque a la luz de la única farola que funciona. Enciendo un cigarro y te veo venir con ese paso delicado, con tu larga falda ondeando a causa del aire y tus ojos grandes, de gato, que a la tímida luz de la farola parecieran de un color negro. No se si así sean tus ojos, nunca los he visto a la luz del día.
Ahora que recuerdo lo de tus ojos me pregunto por qué no verte a la luz del día y tal vez sea por que en la noche es más emocionante, la noche tiene algo mágico que hace que las personas saquen a flote lo que verdaderamente son y tú…tú tienes ese toque mágico de la noche, como el de un gato negro que cautiva a los ojos cuando hay luna llena.
Llegas a donde estoy y te ofrezco un cigarro y lumbre. Te enciendo el cigarro y lanzas el humo por la nariz con ese estilo tan peculiar que tienes para fumar. Tenías pose para ello, poses que te hacen superior a todos. Mientras duras con el cigarro eres la persona más bella, más imponente de toda la faz de la tierra.
Sonríes y tu sonrisa altanera me hace estar a tus pies. Con tu sonrisa podrías asesinar a cuanta persona se postre a tus pies. Te acercas lentamente a mí y me besas el cuello y yo recorro cada centímetro de tu deforme cuerpo.
De repente te separas y vuelves a sonreír, yo me quedo serio y enciendo otro cigarro. Tú me sigues viendo directamente a los ojos y yo no aparto la vista. Tu rostro se contrae en una mueca de victoria. Con eso podrías engatusar a cualquier hombre menos a mí que te conozco tan bien.
Sigues sin apartar la vista y yo no he parpadeado ni una sola vez, trato de esbozar una sonrisa para que te des cuenta de que se lo que estas pensando. Ya se que te diste cuenta de que esta noche no traigo efectivo por lo tanto no tenía dinero para pagarte esta noche. Te hice una seña con los ojos para que me devolvieras eso que me habías quitado mientras me besabas el cuello y tú me devolviste la cartera con otra de tus sonrisas falsas. Diste media vuelta y te volviste a perder en la obscuridad pero mañana…mañana si traeré el efectivo.