bueno ahi les dejos el video de una rola que en lo personal me gusta mucho. Es todo un clásico dentro del Hip Hop y creo que se convirtió en algo como un himno. Esta rola es el soundtrack de una pelicula llamada "Mentes peligrosas" y la neta pues la pelicula esta chida. de hecho las peliculas de negros estan buenas (no todas) bueno ahi se los dejo pa que lo wachen realmente esta bien chido.
martes, 29 de abril de 2008
martes, 15 de abril de 2008
Cuatro semanas
Tenía unos ojos rasgados y de color verde, el pelo negro le llegaba a la altura de los hombros, era la mujer más hermosa que había conocido. No creo que ninguna otra dama se pueda comparar a ella en belleza. Era la mujer que casi llegaba a la perfección. Si no es por que la perfección es un defecto sin duda alguna ella sería perfecta.
Durante una semana me la pase de cantina en cantina escuchando esa música que me hacía recordarla porque, la verdad, es que no intento no pensar en ella, al contrario, quiero pensarla, sentirla cerca de mí aunque sea en mi pensamiento.
Varias ocasiones terminé en el bote por comenzar broncas dentro de la cantina. Cuando alguien quería quitar las canciones que yo había puesto se la hacía de pedo y terminaba agarrándome a putazos. Por ella.
Muchas ocasiones, ya cuando estaba en el bote, me acordaba de esas novelas de caballeros, cuando luchaban por su amada y la verdad es que eso era lo que había estado haciendo: peleando por mí Dulcinea. Tal vez algún día ella se diera cuenta de lo que he estado haciendo y cuando me vea se echara a mis brazos, con una sonrisa y a la vez con un aire de preocupación pero claro eso es sólo un sueño. Eso jamás podrá pasar.
Después de esa semana que pasé peregrinando de cantina en cantina, pase otra semana, metido en mi casa, pensando, leyendo, viendo películas. Estuve leyendo a Dostoievski, Henry Miller, Norman Mailer y empecé a tratar de imitarlos para no sentirme tan culero, para poder olvidarme de ella pero me di cuenta de que yo no podía dejarla, no podía hacer lo mismo que Dostoievski, que “El jugador”. Hubo un momento que desee ser ese jugador y perderme en el juego para olvidarme de ella pero no, no podía hacerlo.
Con las películas no me fue tan bien, empezaba a ver las películas que en otros tiempos eran un tesoro para mí, que no me aburría de verlas y ahora empezaron a aburrirme desde la primera escena. No soporte ver Pulp fiction. El padrino, Perros de reserva, Kill Bill, Scarface y las sustituí por comedias romanticas.
Esto si era ya un gran indicio de mí gran depresión. Mis amigos me colgarían si supieran que cambié a Tarantino por comedias románticas pero no lo pude evitar, esas películas mostraban exactamente lo que yo quería ver. Todas me hicieron llorar pero, como siempre, fue Million dollar baby la que más lagrimas me saco. Parecía un niño, lloraba como un niño.
En la tercera semana volví a salir de casa y fui a dar directamente a un congal pero no entré, sólo me quede ahí afuera viendo, observando, pensando. Si entraba no la podría olvidar además la estaría traicionando. No, lo mejor era irme de ese lugar y no volver nunca. La tercer semana me la pase vagando por la ciudad, a pie, necesitaba pensar, aclarar ciertas cosas, poner en orden mis ideas.
La cuarta semana me puse a escribir ciertos cuentos homicidas y terminé con este escrito para dejar constancia, de lo que hice desde que ella se fue y por que pienso ir tras ella. Necesito dar ese paso hacía otra vida, necesito comprobar que hay más allá pero, sobretodo, necesito ir tras ella.
Cuando lean esto se darán cuenta que mi objetivo en estas cuatro semanas es ir por ella, sólo que estaba buscando esas respuestas que necesitaba antes de ir en busca de otras aventuras, antes de encontrarla necesitaba definir bien que era lo que quería y lo que quiero es estar a su lado.
En este momento quiero terminar mi escrito, mi pequeño diario con el “poema” que le dije el día que nos conocimos. Aunque sólo es una estrofa: “Quisiera ser poeta, para componer bellos poemas, para que al momento de escucharlos pienses en ello, para que los tengas contigo, para que los recuerdes, para que los añores. Por eso más que poeta quisiera ser poema”.
Bueno es momento de despedirme de ustedes para ir en busca de ella. La muerte es sólo un paso para la evolución del alma y ese paso me toca darlo a mí, como lo dio ella hace cuatro semanas.
Durante una semana me la pase de cantina en cantina escuchando esa música que me hacía recordarla porque, la verdad, es que no intento no pensar en ella, al contrario, quiero pensarla, sentirla cerca de mí aunque sea en mi pensamiento.
Varias ocasiones terminé en el bote por comenzar broncas dentro de la cantina. Cuando alguien quería quitar las canciones que yo había puesto se la hacía de pedo y terminaba agarrándome a putazos. Por ella.
Muchas ocasiones, ya cuando estaba en el bote, me acordaba de esas novelas de caballeros, cuando luchaban por su amada y la verdad es que eso era lo que había estado haciendo: peleando por mí Dulcinea. Tal vez algún día ella se diera cuenta de lo que he estado haciendo y cuando me vea se echara a mis brazos, con una sonrisa y a la vez con un aire de preocupación pero claro eso es sólo un sueño. Eso jamás podrá pasar.
Después de esa semana que pasé peregrinando de cantina en cantina, pase otra semana, metido en mi casa, pensando, leyendo, viendo películas. Estuve leyendo a Dostoievski, Henry Miller, Norman Mailer y empecé a tratar de imitarlos para no sentirme tan culero, para poder olvidarme de ella pero me di cuenta de que yo no podía dejarla, no podía hacer lo mismo que Dostoievski, que “El jugador”. Hubo un momento que desee ser ese jugador y perderme en el juego para olvidarme de ella pero no, no podía hacerlo.
Con las películas no me fue tan bien, empezaba a ver las películas que en otros tiempos eran un tesoro para mí, que no me aburría de verlas y ahora empezaron a aburrirme desde la primera escena. No soporte ver Pulp fiction. El padrino, Perros de reserva, Kill Bill, Scarface y las sustituí por comedias romanticas.
Esto si era ya un gran indicio de mí gran depresión. Mis amigos me colgarían si supieran que cambié a Tarantino por comedias románticas pero no lo pude evitar, esas películas mostraban exactamente lo que yo quería ver. Todas me hicieron llorar pero, como siempre, fue Million dollar baby la que más lagrimas me saco. Parecía un niño, lloraba como un niño.
En la tercera semana volví a salir de casa y fui a dar directamente a un congal pero no entré, sólo me quede ahí afuera viendo, observando, pensando. Si entraba no la podría olvidar además la estaría traicionando. No, lo mejor era irme de ese lugar y no volver nunca. La tercer semana me la pase vagando por la ciudad, a pie, necesitaba pensar, aclarar ciertas cosas, poner en orden mis ideas.
La cuarta semana me puse a escribir ciertos cuentos homicidas y terminé con este escrito para dejar constancia, de lo que hice desde que ella se fue y por que pienso ir tras ella. Necesito dar ese paso hacía otra vida, necesito comprobar que hay más allá pero, sobretodo, necesito ir tras ella.
Cuando lean esto se darán cuenta que mi objetivo en estas cuatro semanas es ir por ella, sólo que estaba buscando esas respuestas que necesitaba antes de ir en busca de otras aventuras, antes de encontrarla necesitaba definir bien que era lo que quería y lo que quiero es estar a su lado.
En este momento quiero terminar mi escrito, mi pequeño diario con el “poema” que le dije el día que nos conocimos. Aunque sólo es una estrofa: “Quisiera ser poeta, para componer bellos poemas, para que al momento de escucharlos pienses en ello, para que los tengas contigo, para que los recuerdes, para que los añores. Por eso más que poeta quisiera ser poema”.
Bueno es momento de despedirme de ustedes para ir en busca de ella. La muerte es sólo un paso para la evolución del alma y ese paso me toca darlo a mí, como lo dio ella hace cuatro semanas.
viernes, 4 de abril de 2008
Amanece frío
Amaneció, frío como siempre en esta ciudad, frío como su gente. No importa que amanezca con este clima porque para eso de las once de la mañana el sol esta en todo su esplendor y calentando este valle que de interesante tiene mucho o poco depende de donde se vea. Una vez le pregunté a unas personas a qué personaje conocían de aquí, de Saltillo y la mayoría me contestó que a Manuel Acuña, Oscar Flores Tapía otros que a Catón, Brisia, Moreira y no faltó el despistado que contestó que Francisco I. Madero. Puta. De jodido me hubieran mencionado alguna prostituta que tan famosas se vuelven. De perdido no hubieran mostrado su ignorancia.
La mañana estaba fría, aún así me levante de la cama, me puse un pantalón de mezclilla, una camisa y salí, tenía un encargo que hacer. Caminé por veinte minutos y llegué al centro ahí tomé un camión que me llevaba a una de las colonias más peligrosas de la cuidad. Me iba a meter en la boca del lobo pero que importa, ya que todo tenía sentido para mí. Cuando llegué a la colonia me bajé del camión y caminé por una de las calles más angostas hasta llegar a cierta casa que estaba custodiada por un chingo de güeyes que tenían toda la noche pisteando. ¿Cómo le hacían para aguantar toda la noche? Supongo que con un buen pase. Todos se me quedaron viendo y yo me paré enfrente de ellos y les grité: “¿Dónde chingados esta el “Dux”? Todos se me quedaron viendo preguntándose quién coños era yo para llegar y gritarles pero de entre todos salió una mujer, muy guapa por cierto, de unos veinte años a lo mucho, con pantalones holgados, un jersey del equipo de basketball de Miami y abajo una playera blanca. A pesar de la vestimenta se podía observar que poseía muy buen cuerpo. La joven me dijo: “¿Para qué lo quieres?” “Necesito aclarar unos asuntos pendientes con él” le dije. “Pues ahorita no esta, pero estoy yo, si quieres puedes arreglar lo que quieras conmigo” “No corazón. No puedo arreglar estos asuntos contigo, tengo que verlo a él. ¿A qué hora lo puedo encontrar?” “Vente como a las tres” “Ora. Si no puedo venir a esa hora yo lo buscó otro día. Gracias”.
Me fui de ese lugar, había fracasado, no encontré a este güey pero volveré un día, tal vez mañana. Llegue a casa y me tiré en la cama, abrí un libro llamado Trópico de capricornio y me puse a leer hasta quedarme dormido. Desperté como a eso de las cinco de la tarde y fui de nuevo al centro, el calor estaba fuerte, me metí al mercado y ahí en un puesto de discos pirata me encontré con la chava del jersey de Miami. Ella me reconoció al instante y se acercó a mí diciéndome: “¿Para que andas buscando al Dux?” “Eso es algo que no te incumbe.” “Claro que me incumbe es mi novio.” No le contesté y me puse a ver un disco. De repente me volvió a interrumpir: “Que te parece si te invito algo de tomar y me cuentas.” “Bueno” le conteste por fin porque necesitaba algo de tomar y si ella invitaba para mi mucho mejor.
Entramos a un bar y pidió una cubeta, yo no podía dejar de verla y se dio cuenta de ello porque empezó hacerme preguntas más personales. Cuando nos acabamos la cubeta la invité a mi casa y ella accedió.
Llegamos a mi casa nos sentamos en la sala y me agarró la mano. Estuvimos platicando de cosas que no recuerdo, no puse atención yo sólo deseaba tenerla aunque sólo fuera esta vez. Ella se acercó a mi y me beso, yo correspondí al beso y la temperatura empezó a subir, le acariciaba cada centímetro del cuerpo después la cargue en mis brazos y la lleve a mi recamara. Ahí la recosté en la cama y la desvestí por completo y ella hizo lo mismo conmigo. Después la besé y la seguí acariciando hasta que la penetré con fuerza ella gritó y clavo sus uñas en mi espalda. Lo disfrutaba. Cuando acabamos ella se recargó en mi pecho y después de unos quince minutos me levanté y le dije: “Es momento de que te vayas. En realidad me gustas y te deseo. Quisiera cogerte todo el día pero tengo asuntos que atender y tu no los comprenderás nunca”. Ella se levantó, se vistió y se fue. Para siempre.
Al siguiente día fui otra vez a buscar al Dux y esta vez salió él. Me miro atentamente y no pronunció palabra alguna. Yo tenía mis ojos clavados en él, saqué mi arma y le disparé. Le di en la frente. Cayó muerto y en eso mucha gente que escuchó el disparo salió de su casa para ver lo que ocurría y asustados comenzaron a gritar, a llorar. La chava de jersey corrió hasta el cuerpo del Dux llorando, lo recargó en su abundante pecho, ese mismo que yo había acariciado hace unas horas. Yo me fui del lugar caminando, pasando entre las miradas acusadoras de los vecinos pero eso no me importaba. Lo único que en realidad importaba era que ese güey había pagado por haber violado y matado a mi novia.
Ah, por cierto, la chava del jersey se llama Monica.
La mañana estaba fría, aún así me levante de la cama, me puse un pantalón de mezclilla, una camisa y salí, tenía un encargo que hacer. Caminé por veinte minutos y llegué al centro ahí tomé un camión que me llevaba a una de las colonias más peligrosas de la cuidad. Me iba a meter en la boca del lobo pero que importa, ya que todo tenía sentido para mí. Cuando llegué a la colonia me bajé del camión y caminé por una de las calles más angostas hasta llegar a cierta casa que estaba custodiada por un chingo de güeyes que tenían toda la noche pisteando. ¿Cómo le hacían para aguantar toda la noche? Supongo que con un buen pase. Todos se me quedaron viendo y yo me paré enfrente de ellos y les grité: “¿Dónde chingados esta el “Dux”? Todos se me quedaron viendo preguntándose quién coños era yo para llegar y gritarles pero de entre todos salió una mujer, muy guapa por cierto, de unos veinte años a lo mucho, con pantalones holgados, un jersey del equipo de basketball de Miami y abajo una playera blanca. A pesar de la vestimenta se podía observar que poseía muy buen cuerpo. La joven me dijo: “¿Para qué lo quieres?” “Necesito aclarar unos asuntos pendientes con él” le dije. “Pues ahorita no esta, pero estoy yo, si quieres puedes arreglar lo que quieras conmigo” “No corazón. No puedo arreglar estos asuntos contigo, tengo que verlo a él. ¿A qué hora lo puedo encontrar?” “Vente como a las tres” “Ora. Si no puedo venir a esa hora yo lo buscó otro día. Gracias”.
Me fui de ese lugar, había fracasado, no encontré a este güey pero volveré un día, tal vez mañana. Llegue a casa y me tiré en la cama, abrí un libro llamado Trópico de capricornio y me puse a leer hasta quedarme dormido. Desperté como a eso de las cinco de la tarde y fui de nuevo al centro, el calor estaba fuerte, me metí al mercado y ahí en un puesto de discos pirata me encontré con la chava del jersey de Miami. Ella me reconoció al instante y se acercó a mí diciéndome: “¿Para que andas buscando al Dux?” “Eso es algo que no te incumbe.” “Claro que me incumbe es mi novio.” No le contesté y me puse a ver un disco. De repente me volvió a interrumpir: “Que te parece si te invito algo de tomar y me cuentas.” “Bueno” le conteste por fin porque necesitaba algo de tomar y si ella invitaba para mi mucho mejor.
Entramos a un bar y pidió una cubeta, yo no podía dejar de verla y se dio cuenta de ello porque empezó hacerme preguntas más personales. Cuando nos acabamos la cubeta la invité a mi casa y ella accedió.
Llegamos a mi casa nos sentamos en la sala y me agarró la mano. Estuvimos platicando de cosas que no recuerdo, no puse atención yo sólo deseaba tenerla aunque sólo fuera esta vez. Ella se acercó a mi y me beso, yo correspondí al beso y la temperatura empezó a subir, le acariciaba cada centímetro del cuerpo después la cargue en mis brazos y la lleve a mi recamara. Ahí la recosté en la cama y la desvestí por completo y ella hizo lo mismo conmigo. Después la besé y la seguí acariciando hasta que la penetré con fuerza ella gritó y clavo sus uñas en mi espalda. Lo disfrutaba. Cuando acabamos ella se recargó en mi pecho y después de unos quince minutos me levanté y le dije: “Es momento de que te vayas. En realidad me gustas y te deseo. Quisiera cogerte todo el día pero tengo asuntos que atender y tu no los comprenderás nunca”. Ella se levantó, se vistió y se fue. Para siempre.
Al siguiente día fui otra vez a buscar al Dux y esta vez salió él. Me miro atentamente y no pronunció palabra alguna. Yo tenía mis ojos clavados en él, saqué mi arma y le disparé. Le di en la frente. Cayó muerto y en eso mucha gente que escuchó el disparo salió de su casa para ver lo que ocurría y asustados comenzaron a gritar, a llorar. La chava de jersey corrió hasta el cuerpo del Dux llorando, lo recargó en su abundante pecho, ese mismo que yo había acariciado hace unas horas. Yo me fui del lugar caminando, pasando entre las miradas acusadoras de los vecinos pero eso no me importaba. Lo único que en realidad importaba era que ese güey había pagado por haber violado y matado a mi novia.
Ah, por cierto, la chava del jersey se llama Monica.
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